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LA DISFAGIA: CUANDO TRAGAR SE CONVIERTE EN UN DESAFÍO

Atragantamientos, tos, cambios en la voz… Son signos que podemos observar en personas afectadas por disfagia, una condición médica que provoca complicaciones y en algunos casos, la incapacidad total de tragar líquidos, alimentos, medicamentos o incluso saliva propia. El acto de tragar se transforma en un desafío monumental, y en situaciones severas requiere vías alternativas para evitar deshidratación o malnutrición.

Socialmente asociamos la disfagia principalmente con personas de edad avanzada, pero esto no siempre es correcto. En realidad, cualquier persona puede desarrollar esta condición. Entre los jóvenes, el alto nivel de estrés puede generar una considerable tensión corporal, lo que conlleva una mayor constricción en el cuello y, como resultado, dificultades para tragar.

Además, la disfagia puede ser una consecuencia de cirugías de la cabeza y en el cuello, enfermedades oncológicas, neurológicas o neurodegenerativas, e incluso puede manifestarse niños prematuros debido a patrones inmaduros. Estos niños presentan dificultades para la lactancia.

La disfagia puede tener múltiples causas, pero lamentablemente a menudo se minimizan o se consideran normales los episodios de atragantamiento, incluso con la propia salivación.

Los síntomas de la disfagia

Los síntomas de disfagia pueden ser muy sutiles, como la pérdida de peso progresiva, perder las ganas de comer o beber, o dejar de salir a comer fuera de casa.

Otros más evidentes son la tos, carraspera, fiebres nocturnas, sensación de cuerpo extraño en la garganta, cambios de voz o bien neumonías recurrentes.

Complicaciones

Las complicaciones asociadas con la disfagia se pueden clasificar en dos categorías: ingesta segura y ingesta eficaz.

La ingesta segura se ve afectada cuando los alimentos entran al pulmón en lugar de pasar por el esófago, lo que puede resultar en episodios de ahogamiento o infecciones respiratorias, como neumonías.

Por otro lado, la alteración en la ingesta eficaz implica que la comida sigue su curso hasta el esófago, pero con un esfuerzo excesivo debido a la debilidad muscular o la fragilidad de la persona, lo que provoca fatiga durante la ingesta. Esta dificultad para tragar puede suponer una disminución en la ingesta de alimentos y líquidos, aumentando así el riesgo de desnutrición o deshidratación.

En algunas ocasiones la disfagia es irreversible. Esto vendrá dado por la causa de la misma. Si la enfermedad de base progresa la disfagia es transitoria, pero a menudo no se puede rehabilitar la función y hay que compensarla adaptando la dieta.

Es fundamental crear conciencia sobre la disfagia y promover un mayor apoyo para aquellos que la enfrentan, con el objetivo de mejorar su calidad de vida y bienestar general.

El/la logopeda será el responsable de diagnosticar y ver todas las posibilidades que hay para la tratar disfagia de forma personalizada. Existen diferentes maniobras y estrategias posturales para potenciar esos músculos y volver a la deglución normal.

Impacto social

La presencia frecuente de episodios de atragantamiento, la necesidad de modificar la dieta, o recurrir a métodos alternativos de alimentación, repercute a la pérdida de placer al comer y genera una disminución en la participación en actividades sociales debido a estos síntomas.

Puede llevar a la persona a un aislamiento, y a su vez, puede tener consecuencias psicológicas significativas tanto para el individuo afectado como para sus cuidadores y familiares.

Conclusión

La disfagia es más que un desafío físico; es un complejo conjunto de dificultades que afecta tanto al la persona que la experimenta como a su entorno. Desde sutiles signos de pérdida de peso hasta los más evidentes.

Aunque en algunos casos la disfagia puede ser irreversible, el tratamiento y la rehabilitación pueden mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes. Los logopedas desempeñan un papel crucial en este proceso, ofreciendo diagnóstico personalizado y estrategias para mejorar la función de la deglución.

Es fundamental crear conciencia sobre la disfagia y promover un mayor apoyo para toas aquellas personas que la sufren, con el objetivo de mejorar su calidad de vida y bienestar general.

– Alba Badell –

 

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